La planificación y organización del estudio, es una actividad necesaria para sacar adelante cualquier proyecto, y es muy útil de cara al estudio.
Planificar implica realizar una reflexión previa sobre los objetivos que perseguimos, las actividades que conducen a ellos, las prioridades, el tiempo del que disponemos y su distribución. Seguir una planificación preestablecida evita que improvisemos, pero nunca debe convertirse en una cadena que nos esclaviza, sino en una herramienta que nos ayuda a conducir nuestro esfuerzo de manera eficaz.
Se trata de administrar nuestro tiempo de una manera metódica, economizando y simplificando nuestro tiempo de estudio, pero sin caer en rigideces ni ataduras. Estudiar de forma sistemática contribuye a crear el tan nombrado “hábito de estudio” y a ahorrar tiempo y esfuerzo.
La planificación debe ser además una guía dinámica. Una vez realizada debe ir adaptándose progresivamente para ser más eficaz y responder a la realidad del día a día. Podemos y debemos ir evaluando el grado de cumplimiento del programa e ir introduciendo sobre la marcha los ajustes necesarios.
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Organización del estudio – Técnicas de estudio
Sin organización no hay resultados
Lee el siguiente texto:
“¡Vaya tarde!… al final iré mañana sin haber terminado las tareas. También pensaba ir a la biblioteca para empezar el trabajo de Sociales y no me dio tiempo. Para colmo de males el entrenamiento de baloncesto me fue fatal… ¡sólo pensaba en todo el trabajo que debía de hacer hoy! No lo entiendo porque no he salido a divertirme en toda la tarde, definitivamente creo que nos ponen demasiados deberes en el colegio.
Sin embargo…, mi amigo Luis siempre llega con todo hecho, entrena como el mejor y encima duerme como un lirón ¡qué cara!
Vamos a ver: salí de clase a las cinco de la tarde y me fui directamente a casa para merendar. El entrenamiento era a las 7 así que pensé en estudiar desde las 5.45 hasta las 6.45, pero durante la merienda estuve charlando hasta las 6. Bueno, como aún tenía tres cuarto de hora me fui a mi habitación y me senté a la mesa: me levanté varias veces para coger los libros que había dejado en la cocina, llamar por teléfono a Luis para que me dictase los ejercicios de Matemáticas, pedí a mi hermano un bolígrafo rojo, le recordé a mi madre que necesitaba el chándal para mañana (por cierto ponían el video de mi grupo favorito y aproveché para grabarlo). Cuando volví a la mesa eran las 6.40 ¡tenía el tiempo justo para llegar al entrenamiento!… me fui corriendo para volver a las 7.30 y estudiar.
Al terminar de entrenar le conté a mis amigos lo del disco, tengo que llevarlo mañana para que lo grabe Mario.
Cuando llegué a casa eran las 8. Me fui rápidamente a trabajar a mi cuarto. Abrí los libros… ¿qué tenía que hacer para mañana?: la biblioteca descartada, ejercicios de Mates, trabajo de Sociales, control de Naturales, traducción de Inglés. No sabía por donde empezar; recordé el disco que había grabado y decidí oirlo mientras hacía el Inglés y las Mates (¡es lo más difícil para mí!); comencé a trabajar y viendo la foto de Sonia recordé la fiesta del próximo domingo.
Eran ya las 9, salí a beber agua y me di cuenta de que no había hecho nada y… ¡tenía tanto por hacer! Regresé a la habitación y estudié frenéticamente durante 45 minutos. Después la ducha y la cena. En resumen, toda la tarde estudiando y no me ha dado tiempo de nada ni de repasar el control.
Son las 11 de la noche, estoy muy cansado y no sé que hacer. ¡Casi todos los días me ocurre lo mismo! Toda la tarde estudiando para nada. ¡Debo hacer algo!
Actividad para practicar.
Responde a las siguientes preguntas:
¿Qué problemática se plantea en el texto? Enumera todos los errores que comete este estudiante.
¿Qué debe hacer el protagonista del texto para solucionar sus errores?
Antes de planificar, debemos saber…
Para que no nos pase como al protagonista del texto anterior debemos planificar nuestras sesiones de estudio. Para gestionar mejor nuestro tiempo debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:
– Disponer y utilizar una agenda, anotando en ella las actividades a realizar y llevarlas al día.
– Proponer una duración máxima y un tiempo mínimo diario de estudio. Al menos, debemos dedicar a estudiar dos horas diarias.
– Contar durante el fin de semana con un tiempo de estudio, lo que contribuye a favorecer el hábito diario de estudio.
– Asignar tiempos realistas a las actividades.
– Aprovechar para el estudio las horas en las que nuestro rendimiento intelectual sea mayor.
– Estudiar, siempre que sea posible, a la misma hora del día.
– Tener preparado, antes de empezar, todo el material necesario: bolígrafo, cuadernos, diccionario…
– Distribuir adecuadamente descansos entre las horas de estudio, pero teniendo en cuenta que estos no deben ser mayores de cinco minutos.
– Contar con un cierto margen para imprevistos que puedan surgir.
– Asignar más tiempo a aquellas materias en las que vamos peor preparados o que tienen más dificultad.
– Programar actividades agradables, posteriores a la sesión de estudio, como premio por un trabajo bien hecho.
Actividad para practicar
Esta actividad sirve para calcular el tiempo que podemos dedicar a nuestra sesión de estudio. Para ello, calcula el tiempo que dedicas a cada una de las actividades de la tabla siguiente durante los cinco días de la semana. Por ejemplo, si dedicas cada día una hora a desplazamientos casa – escuela, deberás calcular que gastas en esa actividad 5 hhoras semanales (de lunes a viernes).
Cuánto tiempo dedicas a… Horas |
Dormir |
Comer (no incluyas la comida en el colegio) |
Asearte |
Actividades extraescolares |
Colegio |
Desplazamientos |
Otras actividades |
- Total de horas ocupadas durante la semana escolar:
- Horas libres diarias (de lunes a viernes): (120 – A) / 5
De las horas disponibles diarias (B) has de decidir las que dedicarás a estudiar y las que dedicarás al ocio. Recuerda que como mínimo debes estudiar dos horas al día. No se han incluido los sábados y domingos, lo que significa que debes agregar las horas que consideres que puedes dedicar durante esos días.
Horas que dedicaré al estudio [ ]
Total horas semanales (horas diarias x 5 + horas fin de semana) [ ]
Planificación y organización del estudio – Técnicas de estudio: la sesión de estudio
Ya sabemos todo lo que hay que tener en cuenta para planificar nuestro estudio y la actividad anterior nos ha clarificado el tiempo que podemos dedicar diariamente a estudiar. Ahora sólo falta organizar una sesión de estudio, pero… ¿por dónde empezamos? ¿Por las asignaturas fáciles o las difíciles? ¡Vaya lío!
Para aprovechar al máximo nuestras capacidades intelectuales debemos tener en cuenta que a lo largo de una sesión de estudio pasamos por unas fases en las que nuestro rendimiento varía. Por ello es necesario conocer cuáles son estas fases para así distribuir las actividades más adecuadas a realizar en cada momento.
En el gráfico que tienes a continuación se reflejan las cuatro etapas por las que suelen pasar la mayoría de los estudiantes:
En la primera etapa (fase de ajuste) al cambiar el centro de atención a la nueva tarea, nuestro rendimiento va aumentando poco a poco a ella a medida que vamos calentando
motores. En esta fase nuestro rendimiento todavía no está al cien por cien. En la segunda fase (aprovechamiento) el rendimiento es mayor porque nuestra atención ya está centrada en el estudio y durante un tiempo variable va aumentando poco a poco hasta llegar a su tope máximo.
En la tercera fase (nivelación) nuestro rendimiento ya no aumenta más; ahora se mantiene a tope durante un tiempo.
Y finalmente llega la cuarta fase (fatiga) en la que se va perdiendo capacidad y que requiere un mayor esfuerzo voluntario por nuestra parte; por así decirlo, nos quedamos poco a poco sin gasolina.
Ahora tienes un ejemplo de cómo se han distribuido las diferentes tareas según el grado de dificultad a lo largo de una sesión de estudio teniendo en cuenta las cuatro fases de rendimiento intelectual.
Tiempo de estudio Nivel de dificultad Descanso |
1ª hora 60 minutos Media 5 minutos |
2ª hora 60 minutos Alta 5 minutos |
3ª hora 60 minutos Baja Fin de la sesión |